¿Por qué es necesario?
Una amplia participación de las mujeres mejor preparadas de la historia en los organismos de toma de decisiones es necesaria para la empresa, para la propia sociedad y para las mujeres
Hoy las mujeres mejor preparadas de la historia y con los mejores expedientes académicos no llegan a los altos cargos directivos ni a los consejos de administración. No sólo debido a la maternidad y de una organización social que lo hace incompatible, sino, sobre todo, por la existencia del techo de cristal, producto de una cultura empresarial obsoleta que no practica la promoción por méritos reales.
Hace falta una renovación en los consejos y en las direcciones por justicia y por igualdad pero, sobre todo por una cuestión de eficiencia, eficacia, rentabilidad economica y valores.
Las empresas con más participación femenina en sus equipos directivos tienen mejores resultados económicos porque ellas son muy buenas administradoras y tienen una visión a largo plazo. Así mismo, aportan nuevos valores de relación, cooperación y colaboración.
- Las empresas necesitan incorporar a su dirección nuevos perfiles competenciales con nuevas capacidades de comunicación, de relaciones y de empatía, de colaboración, de adaptabilidad y flexibilidad. Personas que sepan dirigir y organizar equipos en base a la colaboración y a la cooperación, y estas son cualidades básicamente femeninas.
- La sociedad necesita nuevos liderazgos y vienen de la mano del que representa “lo que es femenino” tolerancia, mediación, ética, respeto y paz.
- Las mujeres podemos hacerlo si queremos. Hace falta coraje, autoestima y sentirnos apoyadas por nosotras mismas.
- Hace falta nuevas maneras de hacer y son las que han hecho las mujeres a lo largo de la historia en privado y, ahora, la sociedad necesita estos aprendizajes basados en la creación, la comprensión, la comunicación y la solidaridad al servicio de la sociedad y de la evolución de la humanidad.